Otra vez, el Moncayo nos espera, ahora a comienzo de primavera, con buen tiempo y la incertidumbre del estado de la nieve. La cosa promete. Siendo un grupo numeroso, nos proponemos el ascenso al Moncayo en esta mañana soleada del mes de Abril.
Llegamos al Parque Natural procedentes de Zaragoza y Tauste, hasta Veruela y a continuar por la "carretera" que sube hasta los 1620 Mts. del Santuario del Moncayo, (los últimos 7 kilómetros de pista hasta el Santuario están en un estado absolutamente infernal , dan ganas de bajarse del auto y subir andando).
Nos encaminamos hacia la Montaña, sobrepasamos el bosque de Pino negro y nos encaramos hacia el Barranco de San Miguel de origen glaciar; ante nosotros la montaña se nos presenta así:
Comenzamos la subida hacia la divisoria por la pedrera con poca nieve, progresamos a buen ritmo ya que el día resulta agradable, hasta un poco más arriba no nos encontramos con acumulación de blanco.
A partir de los 1800 Mts. ya nos metemos de lleno en terreno totalmente cubierto por la nieve, el estado de la misma no es malo, pero debido sobre todo a la gran cantidad de montañeros que suben a esta cima, la huella está prácticamente helada, siendo recomendable el uso de crampones.
Continuamos el ascenso hacia la divisoria, ya con gran cantidad de nieve en un estado más o menos bueno, se puede progresar sin resbalar demasiado excepto en las zonas de paso obligado, donde, al subir los moncayistas y pisar queda muy compacta y resbaladiza, casi helada.
Llegamos ahora al paso más expuesto de la ascensión, un tramo de subida hacia la izda. poco antes de superar el barranco de San Gaudioso; con nieve y hielo hay que prestar mucha atención, pues en caso de caer y resbalar por la pendiente las consecuencias serían fatales. Absolutamente recomendable el uso de crampones en estas condiciones.
Aviso para navegantes:
NOTA DEL AUTOR: "La ignorancia es muy atrevida"; esta ascensión, lo mismo que la hacemos nosotros, la puede hacer cualquiera que se lo proponga, pero siendo conscientes de que un tropiezo como el que tenemos en las escaleras de nuestra casa; aquí, nos puede llevar al barranco, cientos de metros más abajo.
Una vez superado este tramo llegamos casi a la antecima, superando una gran pala de nieve, esta más blanda y practicable.
Ya estamos en la antecima, nos queda muy poco hasta la cumbre; día despejado y con algo de viento, lo que produce sensación de frío intenso; los panoramas de la montaña, fantásticos.
Los más "alpinos" progresan por el Barranco de San Miguel.....Rampas heladas con un desnivel de casi 50%, envidia sana que tengo....
Después de 3 horas de subida en plan tranquilo; nos hallamos en la cima del Moncayo, 2316 Mts. de altitud y máxima elevación del sistema Ibérico. El pie derecho en Castilla, el izquierdo en Aragón; Soria y Zaragoza se juntan en la cima del Moncayo siendo los dos territorios uno solo magnífico, inmenso.
Por ver los hayedos y pinares, por llegar a la cima, por pasar un día alegre y feliz, por disfrutar de un paisaje imponente, por los fascinantes colores de la naturaleza, por el cielo azul intenso, por el blanco total de la nieve, por los cálidos rayos del sol, por el frío viento en la cara, por la emoción de la subida, por el esfuerzo realizado, por el rostro alegre del amigo.......ESTAMOS ENTUSIASMADOS.
Algunos panoramas del Moncayo:
Un vistazo hacia el Somontano:
Escultura de hielo en la cima:
Barranco de San Miguel visto desde la cima:
Acumulación de nieve previa a la divisoria, es curioso, hacia la vertiente S., la nieve desaparece en la misma cima, debido a la acción del viento y del sol.
Divisoria, desde la cima:
Desde 1978 el enclave del monte es: "Parque Natural de la Dehesa del Moncayo", con una superficie de 9848 ha. Se alza exento en el Valle del Ebro y su mole es tenida como mágica y sagrada desde tiempos de los Celtíberos y Romanos. Marcial, el poeta latino bilbilitano del siglo I confirma que ya en latín se llamaba Mons Caius.
El gran volumen de la montaña unido a su altitud, capta las nubes atlánticas y detienen la humedad de estas. La cara N. es una sucesión estratificada de diferentes vegetaciones y ecosistemas, los coscojares y encinares van dando paso a robledales, pinares, hayedos y abedulares hasta que se impone el pino negro y la pradera de altura.
Hay que ir al Moncayo, por la belleza de su naturaleza, por los entrañables pueblos que lo rodean y por el especial significado que tiene esta montaña para los aragoneses. Contemplaremos los robles, las hayas, los abedules, algún castaño, arañones, acebos; disfrutaremos en el otoño de su extremado valor micológico, cientos de especies de hongos y setas crecen en el Parque; podremos beber agua purísima en sus fuentes y manantiales; disfrutaremos del paseo tranquilo hasta las rocas de encima del Santuario, lugar este muy bello con vistas asombrosas hacia el Somontano, y tendremos la oportunidad de adentrarnos en un paisaje de alta montaña que nos sorprenderá.
ITINERARIO: